La presunta muerte de Alejandro Magno

 Cuando Alejandro asume el reinado, a la muerte de su padre en el 336 a.C, este tenía solo 20 años. Su madre Olimpiade, que tenía mucho que ganar si conseguía que el trono fuera para su hijo afirmó que había soñado que un rayo fulminó su vientre. Aunque Filipo, su padre, había tenido descendencia de otras personas, no cabe duda de que Alejandro fue tratado como heredero de su padre durante casi todo el reinado de este.

Filipo y Olimpiade educaron esmeradamente a Alejandro para el papel que acabaría desempeñando un día. Diversos tutores griegos, entre ellos Aristoteles, le proporcionaron la instrucción en literatura y cultura griega que no tuvo su padre. De la misma forma no se descuidó la instrucción práctica en asuntos relacionados con la monarquía. En ausencia de su padre gobernó Macedonia y sofocó una rebelión en Tracia. En esta región fundó una ciudad a la que le puso su nombre.
Sin embargo, la sucesión al trono de Alejandro, no estaba segura. En la muerte de Filipo se hallaba aislado en la corte. Su madre y consejeros seguían desterrados. Tras el asesinato de Filipo, corrían rumores de que Alejandro había alentado a su asesinato y de que incluso Olimpiade se había vestido de luto por él.
Se hablaba incluso de posibles sucesores, el más importante de esos competidores era el antiguo rey Amintas IV, sobrino, ahijado y yerno de Filipo. Solo la oportuna intervención de Antipatro, uno de los generales más veteranos de Filipo, salvó la sucesión de Alejandro. Este presentó a Alejandro a las tropas macedonias congregadas en Egas para ser proclamado rey a la manera tradicional. junto con la muerte del asesino de Filipo, Pausanias, y la rápida condena y ejecución de sus supuestos cómplices, aseguró el trono para el joven príncipe. Y esa circunstancia cambiaría el curso de Asia Occidental.
Poco después de asumir el trono, le aconsejaron que actuara con cautela, consolidando su base de poder en Macedonia y utilizando la diplomacia para ganarse la benevolencia de los súbditos y aliados de Macedonia en el norte, aun a riesgo de perder su influencia sobre Grecia. Pero esto no era del gusto de Alejandro, lo primero que despertó su interés fue Grecia; luego del funeral de su padre hizo una aparición en este país.

Alejandro Magno


Atenas y Tebas  abandonaron sus planes de aprovechar la presunta debilidad de Macedonia para liberar a Grecia. Alejandro fue confirmado en el puesto de archon de Tesalia y de hegemon de la Liga de Corinto que había ocupado su padre, y se ratificó el apoyo de los griegos a la guerra contra Persia.
Durante el 335, Alejandro fue aún más ambicioso emprendiendo una campaña hacia el norte; con la finalidad de convencer a tracios e ilirios de que la muerte de Filipo no suponía una menor presión del yugo macedonio. La violenta incursión que realizó hacia la orilla del Danubio contra el territorio de los getas logró el sometimiento del resto de las tribus tracias.
Después de asegurar la frontera norte, se dirigió al sudoeste, a Iliria, con el fin de encontrarse con un enemigo de su padre, el rey Clito. En esta batalla Alejandro recibe su primera herida de guerra. Tuvo un contundente triunfo que acabó con la amenaza que los ilirios habían constituido para la frontera occidental de Macedonia durante el reinado de sus antecesores.

Campañas de Alejandro


La larga permanencia de Alejandro en el norte hizo crecer rumores en Grecia de que había muerto. Esto se dio como un hecho consumado,Demostenes presentó incluso a la asamblea ateniense un supuesto testigo ocular de la muerte de Alejandro. Confiando en la ayuda de Atenas los Tebanos se sublevaron, sitiando la guarnición macedonia apostada en su acrópolis e invitando a otros estados griegos a sumarse.
Cuando Alejandro recibe esta información baja con su ejército hasta las murallas de Tebas antes de que se generalizara la sublevación. Aunque los atenienses habían votado por ayudar a los tebanos, se mostraron vacilantes; los espartanos dieron marcha atrás. Sin embargo, los tebanos se negaron a rendirse y es por esto que vieron a su ciudad ser asaltada y saqueada.
Alejandro ordenó que los demás beocios decidieran lo que iba a suceder con Tebas y lo que quedaba con su ciudadanía. Como estos recordaron el afán de dominio que siempre mostraron los tebanos, sus vecinos decidieron que la ciudad fuera arrasada y sus habitantes fueran vendidos como esclavos. Alejandro hizo cumplir el decreto, solo no destruyó los templos y la casa del poeta tebano mas ilustre, Pindaro, a cuyos descendientes perdono la vida.

La destrucción de Tebas fue recordada durante siglos como una de las grandes atrocidades de la historia de Grecia. Pero este empleo del terror consiguió su propósito, cuando se difunde la noticia, la resistencia activa a la dominación macedónica cesó en toda Grecia. Es así como concluye la consolidación de su poder.


Para conocer más sobre Alejandro Magno los invitamos a ver el siguiente video: https://www.youtube.com/watch?v=CHvM6_koTG8&feature=youtu.be







Fuente: 

-Pomeroy,S. ; Burstein, S. ; Donlan, W. Tolbert, J. (1998) La Antigua Grecia - Historia política, social y cultural. Ed. Crítica. Barcelona, España.


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